- Estoy bailándote desnudo. Entiende que desnudo es sin ropa, sin sentimientos, sin sensibilidad, sin pudor.
Carmen lo miró a los ojos.
- ¡Carmen! Si te bailo desnudo, lo último que tienes que ver, son mis ojos.
Carmen lo miró al pecho. Carmen lo miró a la pelvis. Carmen no encontró qué ver y desvió la mirada a la pared detrás del bailarín.
- ¡Carmen! ¡tienes que mirarme con lujuria! ¡tienes que mirarme como queriéndome comer! ¡Obedece!
Carmen estaba vestida. No lo deseaba y tampoco obedecía. Sólo miraba a través de él, pero reflexionaba profundamente acerca del momento. No tenía miedo y tampoco sonreía.
- Si te estoy bailando es con un propósito ¿no lo entiendes? ¿Por qué no obedeces? ¿Por qué no hablas? ¿Por qué no me deseas?
- ¿Sabes qué? Si quieres que te haga caso, vístete. Eres mucho mas interesante cuando no te encueras.
Publicadas por alicia a la/s 7:44 p.m.
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