La mujer que no podía ser amada
La miró con unos ojos especiales. En otras ocasiones ya la habían visto de esa manera, pero ella nunca. Era su mejor amiga. Nunca esperó de ella ese tipo de compasión en el que decir “pobrecita” era una especie de limosna.

La miró entonces, con esos ojos especiales mientras platicaban que fulana o sutana no querían casarse, y entonces soltó la frase aquella: “y tu, ¿cuándo vas a animarte a tener un bebé?”. Hay que decir, que la cuestionada era soltera y aquella frase le sonó como a: “pobrecita, tú sabes que nadie puede quererte, si quieres ser madre, pues anímate antes de que pase mas tiempo” Y repito, era su mejor amiga, nadie la conocía como ella.

Esa noche no pudo dormir. Ya lo había pensado. Tantas decepciones amorosas le habían hecho pensar que era la mujer que no podía ser amada, sin embargo, no quería aceptarlo. Ese día, después de que su amiga se lo dijera con otras palabras le quedó claro: nunca, nadie podría amarla.

¿Las razones? Pueden ser muchas o ninguna, pero la soledad y el miedo, a partir de ese día la hacen temblar cada vez que alguien le dice al oído: “te quiero” porque parecen decir: “enamórate de mí, que voy a hacerte sufrir”

viernes, julio 14, 2006

Decidí comprarme un aliento morado. Sí, un color que saliera por mi boca cada vez que hablara. Tomé la decisión el día en que me enfadé de que me juzgaran por como me veía: yo quería decirles cuán en contra estaba de la represión, de la igualdad impuesta, de la sumisión no-pensada, de los clichés no-autónomos...y entonces, me compré un aliento morado. De manera que cada vez que soplaba, fumaba, amaba, reía un hilito morado salía de mi boca para ir a parar a algún lugar de la atmósfera.
El morado se fue convirtiendo poco a poco, en un color comercial de alientos, sin embargo, era atractivo para otras personas que se me acercaban:
- ¡Qué raro! -decían - no es común ver a una mujer como tú, con un aliento como ese.
Y se quedaban a observarlo durante algún tiempo.
Esa fascinación, en algunas ocasiones se convertía en amor morado. Este es un amor que se va fácilmente, se diluye entre el rojo y el azul, entre el viento del invierno. Puede convertirse rápidamente en furia, en melancolía, en tristeza. Y la fascinación que ejercía al principio, siempre terminaba por convertirse en algo mas producto de la repulsión por los alientos morados. Y lo que al principio había sido tan atractivo, terminaba por convertirse en un lastre. Pero ¿quién dijo que tener aliento morado era bonito? Yo no lo hice por estética.
- ¿Sabes? El aliento morado es propio para la juventud - me dijiste alguna vez.
- Este aliento, no tiene nada que ver con mi edad, sino con mi postura frente a la vida.
- Pero yo quisiera verte con tu propio aliento.
- Es mio. Yo lo elegí. - Y me entregué a tus ojos profundos, esperando descubrir que en ti no había enamoramiento morado que pudiera convertirse en repulsión, ya pasado el tiempo.

miércoles, julio 12, 2006

 
Desde la trinchera, desde mi sonido... - Wordpress Themes is proudly powered by WordPress and themed by Mukkamu Templates Novo Blogger