Dicen que soy hiperactiva, que me la paso de un trabajo a otro, de una actividad a otra…bueno, que hasta en mis actividades de divertimento estoy siempre en chinga porque quiero hacer tres en un mismo día. Pero no, no es eso.

Para explicarlo debo comenzar por el principio. Temporalmente es difícil precisar el comienzo de esta historia, pero como todo cuento debe tener acciones, pues esas sí puedo contarlas porque las recuerdo perfectamente: “oh sí, lo recuerdo muy bien, era un día como cualquier otro, en el que mis actividades normales fluían de la mejor manera. Eran como las cinco de la tarde, cuando sucedió…”

Aunque yo era muy pequeña, los recuerdos son muy nítidos: Yo, de pie, en la banqueta fuera de mi casa con un vestidito rojo y zapatos blancos, una carreola y mis muñecas en ella, el sol dándome de lleno en la cara y entonces, sentí una pequeña laceración en la espalda y luego, un escalofrío. La verdad, me dio miedo voltear. El reflejo involuntario fue soltar la carreola y pegar mi espalda a la pared. Sentí entonces que algo escurría por mi pierna derecha.

Conforme vas haciendo conciencia del mundo que te rodea, la interiorización del mismo te permite conciliar algunas cosas que no te son gratas, pero nunca he podido reconciliarme con mi sombra. Puedo verla de frente, puedo reconocerla, pero aún no puedo darle la espalda. Cuando sé que mi sombra me sigue los pasos, el escalofrío se repite, y busco pegar la espalda a la pared para no darle ninguna oportunidad de dañarme. Pero claro, ella siempre es mucho más rápida que yo, aparece de la nada sólo con un mínimo estímulo brillante. La verdad es que el escurrimiento de líquido no cesa, y la herida es cada vez más grande. Intento huir con rapidez de mi sombra y al mismo tiempo evitar “hacer charquito” con tanta escurridera, pero nomás no funciona. Las cosas siguen igual y no sé cómo diablos deshacerme de ella.

Dicen que soy hiperactiva, pero no es por transtorno nervioso…o sí, pero no implica el movimiento perpetuo sólo per sé, es por refugiarme de lo que mi cuerpo produce al impedir el paso de la luz.

martes, marzo 30, 2004

Detrás de esa curva, el precipicio no se alcanzaba a ver. Quién sabe, a lo mejor si se viera, de todos modos me hubiera aventado con todo y coche y eso, eso sí hubiera sido menos digno

viernes, marzo 12, 2004

 
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