- Te quiero
Los perros ladraban cercanamente, en el parque que servía de escenario para los encuentros entre ellos los dos.
- Ya te he dicho que no me digas que me quieres, me siento comprometido a decírtelo yo también, y no es que no lo sienta, simplemente, me parece que malgastas el sintagma.
- Entonces, no te quiero.
- ¿Ya vamos a empezar con problemas?
- No. Sólo quiero evitarlos. Guardaré silencio entonces.
Y con la mirada, quiso decirle que lo que sentía dentro de alguna u otra forma tendría que salir. Que el pedirle que no lo expresara era violento, por la forma y por el fondo pero que lo amaba y que quería en verdad que esto funcionara.
- ¿Porqué me ves así?
- ¿Así?. ¿Cómo?
- Con esa mirada. Me incomodas.
- Perdón. No sé de qué hablas.
Y entonces, lo besó, para decirle que en muchas otras ocasiones ha sido violentada, suprimida, callada, y que hay mucho dolor dentro, sobre todo porque sigue sin entender porqué el amor obliga, incomoda, compromete. ¿Qué no se supone que el amor es libertad, ímpetu y felicidad?
- ¿Y qué mas, nena?
- ¿Qué mas de qué?
- Pues no sé.
- Pues nada. No pasa nada
Publicadas por alicia a la/s 5:20 p.m.
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