La miró entonces, con esos ojos especiales mientras platicaban que fulana o sutana no querían casarse, y entonces soltó la frase aquella: “y tu, ¿cuándo vas a animarte a tener un bebé?”. Hay que decir, que la cuestionada era soltera y aquella frase le sonó como a: “pobrecita, tú sabes que nadie puede quererte, si quieres ser madre, pues anímate antes de que pase mas tiempo” Y repito, era su mejor amiga, nadie la conocía como ella.
Esa noche no pudo dormir. Ya lo había pensado. Tantas decepciones amorosas le habían hecho pensar que era la mujer que no podía ser amada, sin embargo, no quería aceptarlo. Ese día, después de que su amiga se lo dijera con otras palabras le quedó claro: nunca, nadie podría amarla.
¿Las razones? Pueden ser muchas o ninguna, pero la soledad y el miedo, a partir de ese día la hacen temblar cada vez que alguien le dice al oído: “te quiero” porque parecen decir: “enamórate de mí, que voy a hacerte sufrir”